Monday, January 28, 2008

inspi-rratio

Los últimos días de luna llena que fueron los primeros días de llena luna este año traen algo así como una nostalgia de lo que viene y una sensación, ahora, de tareas y trabajos que se avecinan. Y al contrario, o a contrario sensu, como decía germán pinto pery en esa muletilla tan delicada propia de académico, estos días ocurren como los últimos y no los primeros, siendo como son los últimos días del calendario lunar y siendo como es esta la penúltima lunación del año del jabalí de fuego, tíbet astrológico mediante, o el año del chancho para aquellos legos más gruesos y amigos del pan pan y del vino, por lo mismo enemigos de los eufemismos. Y pareciera ser que esa palabrita viene a cristalizar la sensación del día y de estos últimos días, Viento y agua por montón, viajes rápidos como fotografías y sentimientos claros pero indiscernibles o inaprhensibles como el agua, cristalina, pura, siempre filtrándose en una piscina. Algo de solidez y soledad en estas noches cuando la visión enorme de la luna mengua en el firmamento y en las mañanas cuando vientos tibios me hacen sentir lejos del siroco veneciano. Harris propone a Lecter como un "mostro" atemporal e inclasificable capaz de interpretar las variaciones de clavecín de bach de gloldberg y de repetir de memoria la visión del florencia desde la piazza veccia, y personalmente me soslayo en la posibilidad propia del dibujo y la interpretación musical aunque prefiero visiones más arraigadas al inconsciente para su reproducción y excursiones más libres para su interpretación. Una cosa parece que no se relaciona con la otra, si esto que vivimos es caos prefiero no ser ordenador.

Sunday, January 20, 2008

últimos momentos del año

Esta bitácora se escribe con vida propia y porque además decidí que no podía dejar pasar la vida tan solitaria e inopinadamente. Hace un par de semanas empezó lo que entiendo resulta el verdadero fin de año, los días largos de calor veraniego que preceden a los años nuevos chino, tibetano, hindú. Años nuevos mucho mayores que el juliano-gregoriano que en el mejor de los caos tiene ínfulas de judeo-cristiano. Pero también con estos principios-fines llega el momento de la intrepidez verdadera, momento de mirar la vorágine de lo que pasó e hice a lo largo de un año lleno de infinitas posibilidades, opciones y decisiones. Este es, para mí, el momento de la exégesis y del darme cuenta al recuperar conscientemente qué es lo hecho, lo ganado y lo perdido. Puedo empezar desde atrás, cuando en estos últimos días estoy en proceso de quererme y de lamer algunas heridas pero sabedor que de las últimas batallas salí más ganador que otra cosa. Entonces recuerdo las batallas, el dolor del desconocimiento y la claridad del cambio y descubro que aprendí algunas cosas que no volveré a repetir. Antes de ese dolor y desconocimiento estaba el gran amor y el plan perfecto, por lo que en retrospectiva puedo saber por habrelo experimentado que no existe un plan perfecto y que una de las mejores experiencias es la de la impermanencia, la de ser un refugiado, y que dentro de cualquier torbellino lo mejor es amar, amar, amar. Ya antes estuvo la conciencia de ser todos los monstros y ángeles que rondan mi cabeza, y antes, la convicción de cuán necesario resulta un camino. En fin, pienso que este año me entregé a ser un buscador, un "develador" de la vida, y pienso que me consolidé en este camino de-velador para descubrir su amplitud y su integralidad, descubrir que cualquier búsqueda es verdadera si integra y acoge todo de manera ámplia y humilde, sin aspavientos, con amorosidad y presencia.

Wednesday, January 09, 2008

estoy llamándome

Una noche perdí el teléfono. Fue como perder nada más que la información de ciertos teléfonos y fechas con fotos, pero lo mejor fue que gane un espacio de tiempo. Ahora si alguien me quiere ubicar tiene que pasar por programar una reunión. En ese sentido prefiero ser lento y no necesitar apresurarme. Muchas veces veo gente hablándole a sus celulares medio locos y tratando de que el mundo vaya más rápido. Nunca llego a trasado pues me comprometo existiendo desde este lugar donde el tiempose ha amortiguado, el lugar sin celular en que habito es ámplio, sin urgencias, cuando estoy con alguien estoy ahí plenamente puesno necesito estar pendiente del celular. Si a Roland Barthes le molestaba el teléfono fijo, me imagino que decidió morir atropellado casi voluntariamente para no tener que presenciar la degeneración definitiva de la comunicación en la vorágine dela inmediatez, los medis intrusivos y la propaganda predictiva llevada a cabo por internte y sus diseñadores, esbirros bien intencionados del capitalismo depredadro, pero esbirros al fin y al cabo. Los defensores del celular insistirán que se puede ser auténtico, presente, que es una tremenda herramienta. Y sí, no me pondré a discutir sus bondades porque las tiene, pero perdí mi celular el sábado, y a pesar de que contenía el teléfono foto y dirección web de una hermosa mujer dispuesta a empeñar su tiempo conmigo no me arrepiento, soy feliz y lo digo al viento, le perdí, logré perderlo. del todo.

Friday, January 04, 2008

cosas buenas y travesuras

Ha pasado un año y desde aquella tarde no la he vuelto a ver. Mi mujer no dormía conmigo y una sensación de angustía cubría todo el mundo. Nunca dejará de maravillarme que como humanos nuestras emociones y sentimientos sean tan dependientes de alguien, de otro. La dependencia emocional hacia mi mujer y el sentirme un cornud, más bien tener la certeza y claridad de que eso estaba pasando, me llevaron a buscar solaz en la botella de whiskey. Pero mi amigo preparaba otro plan satánico, nos dejamos llevar hacia la noche, y en una caminata donde relaté aventuras de antiguos amores y magos contemporáneos pienso que ese ángel se prendó de mí. Y como las emociones exhudaban de nuestras pieles bailamos y nos besamos y escondimos en la bruma de sillones y lloramos pronósticando olvido y abuso, tomamos un taxi y en una plaza le confesé amarla como amo al mundo a los árboles a todos los seres y ella insistió en atravesar hasta mi cama y quedarse jugando el viejo juego hasta que amaneció y sólo el recuerdo de su labio en mi cuello quedó para contarlo