Thursday, August 27, 2009

japoniserías

Un lexicógrafo que ya va por el grado de magister parece que cree -o yo infiero que cree cuando me cuenta esto- que los países extranjeros que uno visita responden en cierta medida a los fanatismos de las personas, y que para vivir en, digamos, kobe-japón, hay que ser fanático de lo japonés, comprarles el rollo personal de país -el ego de país- que tiene que ver con cómo escriben, cómo hablan y cómo hacen todo, desde pichi y caca hasta comida y arte. Entonces me cuentan la historia de un genial hijo de millonario que en la mitad de sus estudios decidió que se marchaba a rusia un par de ños a aprender ruso. allá vive todavía, claro que igual que los letones estones, lituanos, ucranianos y esos pueblos eslavo europeos que tienen naciones nacidas de la ex URRSS que son más europeas que la misma francia o españa. Lo que a mi me fascina de esos lugares es su extraterritorialidad, o sea, el hecho sólido de que sean lugares -en mi interpretación de los medios y los límites- justo en el medio del mundo. Claro que el altai o la estepa calmuca, que están en el mediomediomedio de la exURRSS están más bien cercanos a Pakistán, Afganistán, Mongolia, Tíbet (lástima, el país de las nieves es hoy una provincia china, país grande y además demasiado costero para mis búsquedas de exotismo terra-medial). Debe ser porque vivo en un país que mira a ese mar que tranquilo lo baña y le promete futuro esplendor mientras que busco señales de ruta en las montañas (casi la cordillera más inexplorada del mundo) lugar donde cualquier encuentro es algo mágico y salido del aire delgado. Nada que hacer, por querer decir que esas tesis -en mi interpretación- de que existe algo así como una conexión rollo-kármica con los países resulté abundando en que sí existe -en mi experiencia- una conexión con las búsquedas y la magia. Aunque seguro, esto no lo explique y es sólo mi interpretación.

Tuesday, August 11, 2009

confirmar

Sólo para avisar estas cosas es bueno y bello y valedero validador que las corrientes de pensamiento no se interrumpan ni se junten ni se separen ni se interrumpan nji junten ni separen haciéndolo y no haciéndolo ya que las ortografías y los pauros o las falencias de pausas que nos quedan entre lo impausado y la ausencia de la presencia de los puntos y de otras marcas ortolegibles de pausa y de meditación sólo indican un tono desigual y lanzado en clara y manifiesta intención de acallar de velar de esconder dejando huellas que pareciera ser eso lo intentado por las líneas ininterrumpidas asi mismo con quienes dislálicamente adolecen de duplicidades de lenguas aunque aquel patologismo no es más que una visión estrecha de estrechez de las posibilidades ya que bien claro queda cuando escribimos asi como cuando hablamos que no sustentamos una sola y unívoca identidad ni un solo idéntico a sí mismo en todo momento. Y baste esto para decirme críptico esta semana. Cambio y fuera

Thursday, August 06, 2009

a quien leyera

Ya decía Borges algo similar, se habrá planteado la personalización conocida de los autores a la que nos enfrentamos con la era de la inmediatez? estos textos están siempre disponibles, no acaban, pausan, suceden... a veces hay quien cree que le están especificamente dirigidos, y a veces hay quien cree que entre la hipercodificación entiende sucesos reales respecto a una vida real - la del autor- que queda develada en estas letras, y entonces, cuando se conoce, o se cree que se conoce- algo de los días y ocupaciones de ese autor resulta que estas letras influyen en las vidas y acciones de esos otros, esos lectores recreadores del texto. Pero vamos, no hay nada de inocencia en estos textos, cada acción conlleva una reacción muy directa, aunque a veces sean ininteligibles para algunos de nosotros o que parezcan ralentizadas por el colchón del tiempo. Pero estamos siendo vividos y estoy anotando imborrablemente lo que estoy siendo en estas palabras, en estos días, en estos dichos y en estos hechos. Pero qué peor que las interpretaciones a la luz de las acciones vitales de un otro que no es el que escribe ni menos - o más lejano en este sentido- es el yo que vive en un mundo interpersonal. Acá está sólo el texto, y la mente del lector- con sus delusiones, pensamientos y nociones de certeza- enfrentado a un texto que no tiene nada que ver con nada más que con la nada